Últimamente son muchas las veces que escucho en la consulta:

“Estoy cansada y sobre todo cansada de tener miedo” .

y es que, aunque la mayoría estamos llevando la vida que tenemos disponible ahora, en cada encuentro hay un punto de tensión. Nos reunimos por trabajo y estamos atentos, damos un paseo y el miedo opera por debajo de la alegría de encontrarnos, la pura convivencia familiar, con los hijos entrando y saliendo, ya genera tensión … y así, con cada interacción.

…Y es que el miedo, al igual que todas las emociones, si no se la atiende, si no se le da espacio para la introspección y expresión, agota, porque es una emoción que genera tensión interna…

Es como si siempre estuvieras en contracción y nunca llegara la expansión. Como eso es imposible -siempre ha de haber pulsión de contracción y expansión- quiere decir que ponemos mucha energía en reprimir el movimiento natural expansivo y eso lo que nos desgasta y agota

Sé que las medidas sanitarias propuestas nos llevan a la contracción, con la intención de parar contagios, ingresos y muertes; es por esto por lo que creo que cada persona tiene la responsabilidad de buscar los movimientos expansivos que necesita, porque si no podemos acabar con “contracturas” emocionales, corporales y mentales, con los problemas y dolor y sufrimiento que eso conlleva.

Por la parte que me toca, resonando con el miedo que escucho, si lo atiendo, me pregunto… ¿Qué hago yo con esto?, ¿Qué hago para respetar mis ritmos de contracción y expansión, respetar las normas sociales, empatizar con la realidad médica…?

Pues a mí se me ocurre poner toda mi acción y fe en mantener fuerte mi sistema inmunológico, atendiendo a mi salud física y emocional: comida saludable, deporte, encuentros, ocio, arte, danza, oración, centramientos, terapia y supervisión.

Y lo que te he contado es lo que me ayuda.