De mi quinta y alrededores no creo que haya nadie que no conozca estas frases de Machado, por lo menos por la musicalización que le dio Serrat (¡no me atrevo a preguntárselo a los más jóvenes!)
Ha sido este verano que he tomado mucha conciencia de la importancia de esta frase, de lo presente que está en mi vida y, sobre todo, de cómo me asusta. Luego te digo lo del susto.
Ahora te cuento la escena que me desencadenó toda esta reflexión…
Estaba en un prado verde precioso, alta montaña, con silencio “sólo” roto por un rebaño enorme de vacas, algún caballo y de repente el guía de este verano (maravilloso Antonio) nos dice, señalando con el bastón, “ahora hemos de ir hacia allí, pasar por ese collado y llegamos al ibón[1]”
Miro hacia ahí y veo de todo menos camino y sobre todo veo un peñasco con un desnivel importante y le digo “¿por ahí?, pero si no hay camino, es una pared muy vertical”.
Y Antonio me dice “tú ves tirando y el camino se irá abriendo mientras vas caminando”.
Yo que a esas alturas de viaje ya tenía mucha confianza en Antonio (y además quería llegar al ibón) tiré para adelante. Y efectivamente, lo que desde lejos era imposible de ver, el camino, empezó a aparecer. Duro, duro, duro, pero claro y bien señalizado. A ratos, para respirar miraba hacia atrás y veía el recorrido hecho, pero miraba hacia arriba y no se veía nada de nada del camino que faltaba.
Sólo cuando avanzaba sabía por dónde seguir. Añadiré un poco más de épica porque no tiene desperdicio. Al llegar casi al final me confundí de dirección y tiré en sentido contrario. Un silbido de un compañero me avisó, retrocedí y me encarrilé. No pasó nada. Aunque estaba reventada de la subida, todavía me quedaban fuerzas para ir pensando en todo esto y me reía sola. Gracias montaña por el mensaje. Alto y claro.
Sólo se sabe el camino al andar… ¡qué gracioso este Machado! Y si te equivocas, algo te lo hará saber, retrocedes y sigues…
Y es que esto que me aparece tan claro en la montaña no lo es “en el asfalto”, es decir, en mi vida diaria. Desde que cambié de trabajo hace ya 8 años y me metí de lleno en el mundo de la terapia, como profesión, he tenido que tomar decisiones constantemente en la incertidumbre y andar sin camino claro, pero te diré que siempre me he encontrado a alguien que me ha tendido la mano (mil gracias, sin duda) y me ha dicho “puedes hacer esto”, “tienes un don para aquello” y de alguna forma me han ido desvelando mi camino.
Pero ahora es diferente, el camino que quiero es sin manos: sé de mis capacidades, sé mis debilidades, sé cómo es el “Ibón”, intuyo por dónde es el camino y sé que se hará al andar, que de hecho ya lo estoy haciendo, pero, aun así, me asusta no tener certeza de si irá bien o mal el que elija, me asusta intentar algo, me asusta asumir el éxito y el fracaso, me asusta equivocarme… y claro con tanto susto el movimiento más que lento y precavido es inexistente. Parálisis por el análisis como decían en mi facultad.
Así que he decidido CONFIAR, en mayúsculas: confiar en mis apoyos (mis piernas), en mi vitalidad, en mi instinto, en la experiencia de estos años, en mis entendederas, en mi instinto y ponerme a trabajar para llegar hasta mi Ibón, mi proyecto
¿Y qué es Ibón?
- Trabajo terapéutico con mujeres para erradicar la vergüenza con nuestro cuerpo.
- Trabajo terapéutico Gestalt y/o corporal con hombre y mujeres en consulta individual, para acompañarlos en momentos difíciles, donde el autoconocimiento es imprescindible para salir adelante.
- Formadora de terapeutas que quieren reforzarse en el uso del cuerpo en sus sesiones.
- Formadora de personas con ansias de conocerse más allá de sus creencias y su carácter, y que quieran desplegar todo su potencial.
- Colaboración con el equipo que ayuda a las personas a encontrar su entusiasmo a través del juego libre, el arte y la música para vivir la vida con disfrute, alegría y placer.
Durante el mes de septiembre le iré dando forma a todo esto en mi página web, que se había quedado paralizada del susto.
Ah, y aunque haya tenido miedo, lo que sí es cierto es que nunca me he dicho “quién me mandaba a mi meterme en este lío…”, ¡eso te lo aseguro!
¡Gracias por tu apoyo!
[1] Ibón es el término en idioma aragonés usado para los pequeños lagos de montaña de origen glaciar situados en los Pirineos, generalmente por encima de los 2000 metros de altitud.
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